domingo, 21 de octubre de 2007

Kimi, lo prefiero


Todos esperábamos un milagro, pero al parecer no ha sido suficiente. Al menos se ha hecho justicia, y no es que nos alegremos de las desgracias ajenas, pero prefiero a Kimi Raikkonen que a Lewis Hamilton.
Ha sido un año duro para Alonso, mucho en contra. Esperemos que Ron Dennis aprenda de esta dura lección...que por unas y por otras hemos perdido todos...porque a mi entender la FIA ha perdido credibilidad con tantas sutiles y no tan sutiles concesiones a Hamilton(recordemos entre muchas la grúa), y esto sin duda hace que un deporte con la Formula 1 pierda seguidores.
No sabemos que pasara con Alonso el año que viene, pero allí donde este, seguro que España entera estará con él.
Escribiendo estas lineas una última hora que confirma lo que comentaba de la FIA:
Ante esto solo queda preguntar, quien investiga a la FIA?

LOS COMUNEROS

La historia de Los Comuneros, al igual que la de Juana I de Castilla, Juana La Loca, son dos historias que siempre me han llamado mucho la atención. En el caso del que nos va a ocupar Los Comuneros por muchas veces que lea sobre ellos, oiga sobre su sacrificio por el pueblo castellano, a través de la letra de las canciones del Nuevo Mester de Juglaría no deja de sorprenderme y ponerme los pelos de punta, el arrojo y la valentía, no ya de los que no tenían nada que perder que también los había(y que aún así también tienen merito), sino de los nobles, de los labradores, herreros, gente del pueblo que lo dejaron todo por intentar arrojar de Castilla a los invasores Flamencos...comunes el sol y el viento, común ha de ser la tierra, que vuelva común al pueblo lo que del pueblo saliera...


La Guerra de la Comunidades


Entre 1520 y 1522 las comunidades surgidas de la unión de villas y ciudades castellanas reaccionaron contra las pretensiones absolutistas de la monarquía, alzándose en defensa y sostén de las libertades municipales. El 24 de febrero de 1500 nacía en la ciudad flamenca de Gante el príncipe Carlos, hijo de Juana I de Castilla y del archiduque Felipe el Hermoso. Apenas contaba 6 años de edad, cuando su padre, Felipe el Hermoso, fallecía en Burgos, el 25 de septiembre de 1506.Meses más tarde, el 18 de julio de 1507 el príncipe Carlos era coronado en Bruselas, como duque de Borgoña y conde de Flandes. Al morir Fernando el Católico, el 25 de enero de 1516 en Madrigalejo (Cáceres), su hija Juana (madre de Carlos) hereda la corona de Aragón. El 14 de marzo del mismo año, contra la voluntad del Consejo de Castilla y sin que su madre haya sido declarada incapaz de reinar, el príncipe Carlos de Gante se hace proclamar en Flandes rey de Castilla y Aragón juntamente con la católica reina.


Juana I de Castilla siguió siendo formalmente reina y su nombre figuraba en primer lugar en los documentos, aunque permanecía alejada de toda actividad política, en el retiro de su residencia de Tordesillas (Valladolid)El 19 de septiembre de 1517 Carlos desembarca en Villaviciosa, puerto asturiano sobre el Cantábrico. No habla castellano; llega rodeado de un gran séquito de flamencos, entre ellos, como consejero y hombre de confianza, el famoso Guillermo de Croÿ, señor de Chièvres, obispo de Cambrai (Kambryk).
El 4 de noviembre del mismo año, Carlos se entrevista con su madre, a la sazón recluida en Tordesillas. Cuatro días más tarde, el 8 de noviembre de 1517, fallece en Roa (Burgos) Francisco Jiménez de Cisneros (el Cardenal Cisneros), regente del Reino. No había transcurrido una semana cuando, el 14 de noviembre, Carlos naturalizaba castellano a un sobrino de Guillermo de Croÿ, de veinte años de edad, haciéndolo poco después arzobispo de Toledo, como sucesor del Cardenal Cisneros, colocándole al frente de la Iglesia Castellana. Al mismo tiempo, inescrupulosamente los flamencos se repartían los cargos y beneficios. El 2 de febrero de 1518 las Cortes de Castilla se reunieron en la iglesia de San Pablo, de Valladolid donde, el día 7 de febrero, Carlos jura los fueros y libertades de Castilla, trasladándose el 22 de febrero a Aragón. El 12 de enero de 1519 fallecía el Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y, el 28 de junio de dicho año, previo pago de grandes sumas de dinero a los siete príncipes electores alemanes, Carlos era elegido emperador, decidiendo marchar cuanto ante a Alemania.
Las ciudades y villas castellanas, celosas defensoras de sus privilegios y costumbres, se vieron enfrentadas a la política centralista del Imperio, a la que se sumaron el mal gobierno y el acaparamiento de los principales cargos administrativos por los flamencos. El descontento que cunde en Castilla cristaliza. El regimiento (cuerpo de regidores) de Toledo toma entonces la iniciativa de una campaña nacional, primero contra los impuestos que la corte pretende subir para sufragar los gastos de la coronación imperial y luego contra la misma política imperial. El 7 de noviembre de 1519 Toledo se dirige por escrito a las demás ciudades castellanas, expresando su malestar.

A principios de 1520 se produce el llamamiento a Cortes. El 19 de febrero de 1520 Carlos I se dirige por escrito a la ciudad de Toledo, prohibiéndole concertar con otras ciudades.
En febrero, los conventos de Salamanca redactan un documento, que se envía a todas las ciudades de voz y voto en las Cortes, exponiendo las reivindicaciones de Castilla, manifestándose contra el servicio (impuestos) que el Rey pretende exigir antes de su partida hacia Alemania. Afirmando, también, que Castilla no tiene por qué sufragar los gastos del Imperio, ya que los recursos de Castilla se deben emplear en la defensa exclusiva de la región y no sacrificarse al Imperio, al que tampoco quiere estar sometida ("…No es razón Su Cesárea Majestad gaste las rentas destos reinos en las de otros señoríos que tiene, pues cada uno dellos es bastante para sí, y éste no es obligado a ninguno de los otros, ni sujeto ni conquistado ni defendido de gentes extrañas.."). Para concluir expresando que las Comunidades tendrán que tomar la defensa del reino, si el Rey se negara a atender las justas quejas de su pueblo.
Carlos ignora tales expresiones y convoca a Cortes.
El 27 de febrero de 1520 Toledo se amotina, ya que el pueblo se opone a que los regidores acudan a Galicia, convocados por el Rey para rendir cuentas por la actitud rebelde del Concejo de Toledo. Los toledanos se apoderan del Alcázar, expulsan al corregidor y constituyen una Junta de Gobierno.El 1 de marzo Carlos I retorna a Valladolid. El día 4 los vallisoletanos tratan infructuosamente de impedir que el rey salga para las Cortes de Santiago, convocadas para obtener recursos destinados a hacerse coronar en Alemania. El 31 de marzo se abren las Cortes de Santiago, negándose el acceso a los procuradores de Salamanca, absteniéndose de participar los de Toledo. Entre el 1 y el 4 de abril, en las Cortes de Santiago los procuradores de León, Valladolid, Murcia, Zamora y Madrid se oponen a votar a favor de la posición de Carlos I, para aprobar el servicio o tributo destinado a pagar su coronación en Alemania. Ante ello, Carlos I suspende las Cortes de Santiago, convocándolas nuevamente en La Coruña. El 16 de abril se produce un alzamiento popular en Toledo, siendo ocupado el Alcázar, constituyéndose la primera comunidad con señas propias de poder revolucionario libremente elegido. El 22 de abril se reúnen las Cortes en La Coruña. Tres días más tarde, el 25, se anuncia que cardenal Adriano de Utrecht ha sido nombrado como regente, por el tiempo de ausencia del rey con motivo de su traslado a Alemania.
En La Coruña, Carlos I, sobornando y sometiendo a presiones a la mayoría de los procuradores, logra que estos consientan en votar, conforme a sus pretensiones, el servicio buscado, con oposición de los procuradores de Córdoba, Jaén, Madrid, Murcia y Toro y la ausencia de los de Toledo y Salamanca. El 22 de mayo, Carlos embarca en La Coruña, para dirigirse a Flandes y Alemania, dejando como regente a su antiguo preceptor, el cardenal Adriano de Utrecht.
Mientras tanto, en Castilla aumenta el descontento popular ante el resultado de las Cortes de La Coruña. El 29 de mayo estalla la rebelión del pueblo en Segovia, encabezado por Juan Bravo, siendo ahorcados dos alguaciles. Al día siguiente, 30 de mayo, el procurador por Segovia Rodrigo de Tordesillas que, pese al juramento prestado a sus representados, votara a favor del servicio al rey en las Cortes de La Coruña, fue apaleado en plena calle y ahorcado.
El movimiento se fortalece con el aporte de Toledo, liderado por Juan Padilla, sumándose posteriormente Avila, Madrid, Burgos y Cuenca, extendiéndose por los pueblos y ciudades castellanas de las cuencas del Duero y Tajo.
Zamora estalla en revuelta popular el 30 de mayo. El 5 de junio, la población de Guadalajara asalta la fortaleza e incendia las casas de los procuradores que representaran a la ciudad ente las Cortes de La Coruña. Toledo dirige un documento a otras ciudades castellanas, el 8 de junio, invitando a reunir Cortes en Avila. Diez días más tarde, el 18 de junio, se alza el pueblo de Burgos, siendo incendiadas las casas de varios notables, resultando ajusticiado el francés Joffre de Contannes, señalado como cómplice de los flamencos. El mismo día, el regente Adriano de Utrecht designó al alcalde Rodrigo de Ronquillo reducir a los rebeldes segovianos. Comenzó la lucha, produciéndose los primeros combates cuando Rodrigo de Ronquillo, con el apoyo de tropas de caballería e infantería, pretendiera la entrega de la artillería rebelde y tomar el control de Segovia. Toledo pone toda una milicia en pie de guerra, al mando de Juan de Padilla. Madrid decide recaudar un impuesto especial para comprar armas y reclutar soldados, que acuden en apoyo de los segovianos, bajo el mando de Juan de Zapata. Rodrigo de Ronquillo es rechazado y obligado a retirarse hacia Arévalo.Los representantes de las ciudades castellanas se reúnen en Avila. Asisten catorce delegados de ciudades y villas, con voto en Cortes, constituyéndose la Santa Junta el 25 de julio de 1520, presidida por el caballero toledano Pedro Lasso de la Vega, designándose a otro toledano, Juan de Padilla, como capitán general de las milicias ciudadanas. La Santa Junta se declara independiente del gobernador del reino y del Consejo Real, incautándose de las rentas reales para sostener las milicias comuneras. Frente a estos hechos, reacciona el Consejo Real, encargando al jefe del Ejército real que se apodere de los cañones depositados en Medina del Campo. El 21 de agosto, la población de la villa, considerando que la artillería sería utilizada contra Segovia, ofrece resistencia a las tropas reales y no entrega las armas. En el enfrentamiento, los realistas prenden fuego a algunas viviendas, dando origen a un gigantesco incendio, que en pocas horas destruye gran parte de Medina del Campo, perdiéndose más de mil casas. El 22 de agosto los medinenses, aún con tropas imperiales en la ciudad, descuartizan en la calle al regidor Gil Nieto. Dos días más tarde, el 24, Padilla, al frente de sus tropas, entra en Medina del Campo.
Estos hechos incrementan la reacción contra el cardenal Adriano de Utrecht y el Consejo Real. Muchas ciudades y villas que hasta entonces no habían tomado partido, se unen a Toledo y a la comunidad: Palencia, Cáceres, Badajoz, Sevilla, Jaén, Ubeda, Baeza...
El regente, en una jugada para tratar de acallar la rebelión que día tras día logra la adhesión de más villas y ciudades, disuelve el Ejército real y destituye a su jefe. Los comuneros, encabezados por Juan de Padilla, Juan Bravo y Juan de Zapata, se trasladan el 29 de agosto a Tordesillas, donde desde hacía once años vivía recluida la reina doña Juana. Los jefes comuneros son recibidos por la reina quién, en principio, les presta apoyo. El 1 de septiembre la reina nombra a Padilla general de sus ejércitos y se acuerda la reunión de la Santa Junta en Tordesillas. Dos días más tarde, el 3, tiene lugar la última reunión de la Junta en Avila.Padilla vuelve a Toledo, después de ceder el mando de a Pedro de Girón, noble castellano que, apartado de la línea realista, pasara al bando comunero. En una hábil jugada, para asegurar el apoyo de la nobleza hasta entonces expectante, pero inquieta ante el cariz que va tomando el alzamiento, el 9 de septiembre Carlos I nombra dos gobernadores, elegidos entre la nobleza castellana, para secundar al regente Adriano de Utrecht. Son ellos el Condestable de Castilla Iñigo de Velasco, señor de Burgos y el Almirante de Castilla, Fadrique Enriquez, señor de Medina de Ríoseco. La Santa Junta se traslada a Tordesillas el 11 de septiembre, donde promulga el juramento de hermandad de las ciudades comuneras, el 25 del mismo mes. Al concluir el mes de septiembre, el día 30, el condestable de Castilla Iñigo de Velasco se dirige al Rey Carlos I, informándole acerca de los territorios rebeldes, en los siguientes términos: "Todo cuanto hay de aquí (Briviesca, Burgos) a la sierra Morena, todo está levantado" destacando, además, la lealtad del País Vasco y de la Montaña (Cantabria). Siempre con ánimo pacifista, en el mes de octubre la Santa Junta envía dos emisarios al Rey Carlos I con la relación de sus quejas; pero no llegan ante éste, ya que siendo amenazados en Bruselas, deben volver a Castilla. El 23 de octubre Carlos fue coronado emperador de Alemania y el día 31, el cardenal Adriano de Utrecht declara la guerra a los comuneros. El 3 de diciembre, Pedro de Girón, quebrantando la lealtad debida en la dirección de las tropas comuneras, las lleva de Villalpando (Zamora) a Villabrágima (Valladolid), dejando expedito el camino de Tordesillas a las fuerzas realistas, posibilitando su avance hacia esta ciudad, a la que llegan el día 5 de diciembre. Pese al esfuerzo del obispo Acuña y los defensores de Tordesillas, la ciudad cae en manos de las tropas reales. Acuña marcha hacia Valladolid, volcándose a las calles su población que le brinda calurosa recepción.
Una semana mas tarde, el día 10, se reúne por primera vez en Valladolid la Santa Junta, que designa a Pedro Lasso de la Vega como jefe de las fuerzas comuneras, pese a la voluntad popular que se expresara por Juan de Padilla para tal jefatura. Carlos I firma el 17 de diciembre, en Worms (Renania-Palatinado), una real orden por la que condena a 249 destacados comuneros. Las condenas son a muerte para los seglares y otras son las penas para los clérigos, declarando "…traidores desleales, rebeldes e infieles a cuantos apoyen a la comunidad…". Nuevamente al frente de tropas comuneras, el 31 de diciembre llega Padilla a Valladolid. En enero de 1521 se produce en Burgos una rebelión comunera, que fue sofocada el día 22 por el condestable de Castilla Iñigo de Velasco y sus tropas. El día 23, el obispo Acuña, con sus fuerzas, comienza a sitiar la población palentina de Magaz de Pisuerga, llegando a Frómista el día 1 de febrero. Ínterin, el 25 de enero, la Santa Junta resuelve consultar al jefe comunero Juan de Padilla sobre una eventual tregua, manifestando éste su oposición. El 2 de febrero de 1521, en el punto álgido de la contienda, el condestable de Castilla vuelve a insistir en la extensión geográfica del alzamiento, informando a Carlos I que: "…Todo el daño del reino está en medio del reino. El Andalucía y el reino de Granada y la mayor parte de Extremadura y reino de Galicia y Asturias y estas montañas (refiriéndose a Burgos y el norte), todo está bueno a lo que parece…". El 5 de febrero las tropas de Padilla toman la población vallisoletana de Mucientes y, dos días después, el 7 de febrero, destruyen la fortaleza de la cercana Cigales, con el fin de evitar que fuera tomada por el ejército realista. El 16 de febrero se hace público en Burgos el real decreto que diera Carlos el 17 de diciembre, en Worms, condenado a los jefes comuneros. El 17 de febrero Cádiz, Granada y otras ciudades andaluza comprometen su fidelidad al rey. El mismo día, Juan de Padilla sale de Valladolidad, al frente de sus hombres, dirigiéndose a Zaratán, en camino hacia Torrelobatón, llegando a las inmediaciones de ésta ciudad el día 21 y, tras tres días de combate, penetran en la misma, ocupándola el 25 de febrero.
El 3 de marzo comienza una tregua, que se extiende hasta el día 11. Hacia el fin de la misma, el día 10, el obispo Acuña, que estaba en Alcalá, se dirige a Madrid, camino de Toledo. El 12, llega a Ocaña, y el 29 se presenta discretamente en Toledo. Al tomar conocimiento de ello, las gentes de la ciudad lo llevan triunfalmente a la Catedral, queriendo proclamarle arzobispo. Al día siguiente, 30 de marzo, Acuña mantiene por vez primera una entrevista con doña María de Pacheco, esposa de Juan de Padilla. Los reclamos del pueblo hacen que el 9 de abril los canónigos de Toledo cedan a Acuña el arzobispado de la ciudad.
Tras intensos combates, el 12 de abril las tropas reales alcanzan la ciudad de Mora (Toledo), entrando a la misma a sangre y fuego e incendiando la iglesia, en la que perecen calcinados tres mil ancianos, mujeres y niños que en ella habían buscado refugio. El mismo 12 de abril, Acuña ordena movilizar a todos los toledanos con edades entre 15 y 60 años. Al frente de sus fuerzas, sale de Toledo, destruye Villaseca de la Sagra, y estando en Yepes, se entera de los hechos de Mora, decidiendo enfrentar a los realistas responsables de ello. Sale en su persecución, alcanzándolos días más tarde en Illescas, sin lograr derrotarlos. El 15 de abril los realistas alcanzan Peñaflor, a una legua de Torrelobatón donde, desde febrero, permanecían los comuneros al mando de Padilla. El 17 de abril las tropas reales se refuerzan con la llegada del condestable de Castilla y sus hombres. Ante la llegada del ejército real, Padilla decide trasladar sus tropas hacia la fortaleza de Toro. Unos 6.000 comuneros salen de Torrelobatón.

El 23 de abril en medio de una intensa lluvia los comuneros son literalmente masacrados por la caballería y lanceros del Conde de Haro, junto a un arroyuelo en las cercanías de Villalar, sufriendo pérdidas que oscilan entre los 200 y 1000 hombres (cifras diversas, según distintas fuentes). El resto se dispersa o son hechos prisioneros. El 24 de abril, sin proceso alguno, los jefes comuneros son condenados a muerte.
De madrugada, son decapitados Juan Bravo y Juan de Padilla. Antes de subir al cadalso, Juan de Padilla se dirigió a su camarada Juan Bravo con unas célebres palabras que la tradición ha transmitido hasta nuestros días: "Señor Bravo: ayer era día de pelear como caballero...hoy es día de morir como cristiano". Ante esto, Juan Bravo pidió ser ejecutado antes que Padilla, "…para no ver la muerte de tan buen caballero". Horas más tarde, también fue ejecutado y decapitado el salmantino Francisco Maldonado.
Como consecuencia de la derrota de Villalar, las Juntas se disolvieron en la mayor parte de las ciudades castellanas. Sólo Toledo, defendida por el obispo Acuña, y por María Pacheco, esposa de Padilla, se mantuvo hasta febrero de 1522. En 1522, Carlos V concedió una amnistía, que no alcanzó a los principales dirigentes comuneros. Aún a fines del siglo XVI, persistían las huellas del conflicto, evidenciadas en las rivalidades de muchas familias castellanas.
La ley 3/1986, de 17 de abril de 1986,de las Cortes de Castilla y León declara como Fiesta de la Comunidad Autónoma de Castilla y León el día 23 de abril (Publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León (BOCL) Nº 41, de 18 de abril de 1986 y en el Boletín Oficial del Estado (BOE) Nº 94, de 20 de abril de 1987.
Cada 23 de abril, fecha que conmemora la batalla de Villalar, ahora Día de La Comunidad de Castilla y León, se rememora este hecho. En la Plaza de Villalar (actualmente Villalar de los Comuneros, provincia de Valladolid), se ha erguido un monolito en honor al movimiento comunero y a los tres líderes decapitados en esa misma plaza.
Esta Guerra dejó huellas en Segovia que aún se pueden observar: la bandera (aunque hoy la oficial es azul) es de color morado (el color de los Comuneros) y en el escudo, sobre el Acueducto, aparece la cabeza de Juan Bravo.

sábado, 20 de octubre de 2007




Asi es, tenemos ya con nosotros, a Rodrigo Plaza Jimenez, guapo donde los haya. Como ya nos ha dicho ha pesado 3.200Kg, y los padres han elegido un nombre verdaderamente precioso, con mucha garra. Felicidades familia.
En el archivo fotográfico podemos disfrutar de unas fotos.

viernes, 19 de octubre de 2007

DESPOBLACION

El último padrón aprobado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que Segovia apenas ha ganado 1.081 habitantes durante el último año, situando en 156.598 la población de esta provincia. La mayor parte de ese crecimiento se concentra en los municipios próximos a la capital como Hontanares de Eresma, Espirdo, Palazuelos de Eresma, Valverde del Majano, Ortigosa del Monte o Trescasas; y en los tres pueblos más grandes de la provincia: Cuéllar, El Espinar y San Ildefonso-La Granja, pues la capital ha perdido población. No obstante, el futuro plan general de Segovia prevé la construcción de alrededor de unas 20.000 viviendas, un número que se dispara hasta las 70.000 si añadimos las previsiones de edificación que contemplan todos aquellas localidades cercanas a la ciudad. Ese impulso urbanístico conllevará un importante crecimiento demográfico para el que el centro de la provincia no parece dar signos de estarse preparando en lo que a infraestructuras educativas, sanitarias o hidráulicas se refiere. No son muchas las noticias que llegan en tal sentido, pues acaba de remodelarse el Hospital General y nada se habla de su ampliación o de la construcción de otro nuevo que serán imprescindibles en pocos años; y tampoco se avanza mucho en las dotaciones hidráulicas que la capital y su entorno precisarán en un futuro para asegurar su abastecimiento. Frente a ese crecimiento demográfico del centro de la provincia y de contadas excepciones como El Espinar, Marugán o Moral de Hornuez, un total de 119 localidades de las 209 que integran la provincia han perdido población en los últimos años. Una cruda realidad que supone la desertización de la provincia y contra la que es necesario tomar medidas urgentes. Los residentes en nuestros pueblos pequeños huyen de los mismos ante las escasas facilidades que encuentran para seguir en ellos. A pesar de los anuncios grandilocuentes que se realizan, lo cierto es que las nuevas tecnologías no llegan con la celeridad suficiente a esas pequeñas localidades, muchas tienen problemas incluso para sintonizar correctamente algunos canales de televisión, las nuevas energías como el gas siguen siendo la excepción en la mayoría de ellas y carecen, en general, de servicios necesarios y básicos para hacerles más cómodas sus vidas. Es necesario por tanto realizar un gran esfuerzo en esas materias y en la mejora de las infraestructuras viarias existentes para fijar esa población y acabar con el éxodo de nuestros habitantes a las grandes urbes o sus proximidades.

Temas como este, ya lo comentaba nuestro Alcalde, Jorge Barrio, en entrevista realizada el 25 de Julio del 2005 para periódico El Norte de Castilla, donde cito...La agricultura, el principal medio de vida de los fuentepiñelanos, apenas ofrece trabajos y recuperar habitantes parece una misión imposible.

Lo triste de todo esto es que es una realidad que pesa, y mucho, y a este sentimiento se le une el de la impotencia, que si cabe, es aún mayor, porque parece que es tan difícil hacer algo para cambiarlo. Como quisieramos todos que nuestro pueblo y todos los pequeños pueblos de castilla, aumentaran su población, niños, trabajo,colegios...soñar...soñar, la realidad es otra.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Segovia.

Que decir de Segovia que ya no se haya dicho, que escribrir de ella que no podamos obtener de los libros o en estos tiempos que corren a través de internet: su historia, sus costumbres, sus maravillosas gentes, es por ello que no quiero transcribir lo que ya cuentan todos. Lo he simplificado en imagenes, en un precioso video que nos evocan nuestra hermosa capital, al verlo, sobran las palabras.




martes, 16 de octubre de 2007

Tradiciones

La matanza



La “matanza” ha sido hasta fechas muy recientes, uno de los grandes acontecimientos en las tierras de Castilla y León. Todavía se sigue practicando, aunque en menor escala por la fuerte emigración y la pérdida de peso del medio rural en la economía del país.Solía y suele celebrarse, en las postrimerías del año. Recuérdese que “a cada cerdo le llega su San Martín”. Es una fecha aproximada, pues depende de las condiciones del tiempo. En todo caso, lo que queremos resaltar es que era una fiesta familiar que solía durar dos o tres días, dependiendo del número de cerdos sacrificados. Durante esos dos o tres días todos los familiares ayudaban (eran los invitados) y comían productos de la matanza. La ayuda consistía en matar al cerdo, chamuscarlo, abrirlo en canal y destazarlo para, posteriormente, hacer chorizos, morcillas, las hojas de tocino, jamones, paletillas, lomos etc.Comida típica era la “sangre”, las “migas”, los coscarones después de escurrida la manteca y las “chichas” que era la carne troceada y frita con la que se hacen los chorizos.Las morcillas suelen consistir en la sangre del cerdo con diversos aditamentos como cebolla o arroz cocido.Los jamones y chorizos se solían “curar” al humo de las cocinas clásicas de las casas de la meseta tambien, en aquellos pueblos en que hay bodegas utilizaban, (y utilizan), las clásicas bodegas para la curación de los referidos productos. Estos jamones y chorizos tenían un sabor especial por ser regados habitualmente con vinos de la propia cosecha.









Refrán:

Tres dias hay en el año que se llena bien la panza:

Nochebuena, Nochevieja y el dia de la matanza.









Juego del Chito y las vistas.


Los años de la postguerra fueron difíciles en todas las zonas de España. La Tierra del Pan, también, tuvo que sufrir esos años de carestía y pobreza. Había, generalmente, un pantalón de pana a modo de mapamundi para casi todos los días del año. Otro pantalón, o traje los más pudientes, para la misa de los domingos y fiestas de guardar. Los niños participaban de esta “grandeur” de la época y se sumaban, con su avispamiento y riqueza imaginativa a este “non plus ultra” de aquella España triste y desarrapada. En la Tierra del Pan, que vivió sus momentos florecientes por aquellos años por causa de la autarquía y los elevadísimos precios del cereal, aunque la riqueza se marchara, como siempre, por entonces se practicaban unos juegos por los niños de la “Escuela Nacional”, en que los niños iban con los niños y las niñas iban con las niñas, salvo en algunos pueblos, como Gallegos del Pan, en que la escuela era mixta. Pues bien: había juegos propios de niñas y había juegos propios de niños.Unos de los juegos propios de niños era el del “chito”, que consistía en colocar un canto erguido de unos 3 cm de base. Para sujetarlo se le rodeaba de tierra. Desde el chito se medían de seis a ocho pasos hacia atrás, donde se hacía una raya, desde la cual había que derribar y sacar al chito de un círculo previamente trazado. Cada cual había apostado sus “santos” (dibujo de las cajetillas de cerillas), que aquí no se ponían en el montón para conservar el lustre. El que conseguía sacar al chito del círculo cobraba en “santos”. Normalmente el que le daba de lleno lo conseguía sacar y cobraba la apuesta forrándose con las estampillas o santos. Si solamente se le daba de costado y no salía del círculo, el siguiente o siguientes tenían la posibilidad de ganar. Quien tenía buena puntería se atiborraba de santos y los más inhábiles perdían sus estampillas.También, los más pudientes, se la jugaban a perras chicas o perras gordas (recordemos que por esa época te daban diez aceitunas negras por una perra gorda en la tasca del pueblo). En este caso el chito tenía que ser sacado del círculo y cada cual pagaba religiosamente la apuesta en el momento.Una versión similar era la de las “vistas”, equivalente a los “santos”. La apuesta era similar. Se podían apostar tres, diez, seis o las que fueren. Una vez hecho el montón la ley era la misma que para la del chito. Quien conseguía sacar con su china o canto alonjado las que fueran, eran suyas. El resto se dirimía a seguir tirando hasta agotar las que quedaban en el interior del círculo.

lunes, 15 de octubre de 2007

Gastronomia

La oferta gastronómica de la Comarca Tierra de Pinares contempla una carta amplia y variada de productos para adaptarse a todos los gustos. En los restaurantes y mesones de nuestra tierra pueden degustarse platos tradicionales elaborados con recetas heredadas de generación en generación, combinando sabiamente los productos de excelente calidad de esta zona.



Las carnes, especialmente el cordero y el cerdo que se producen abundantemente en la comarca, reinan en nuestra cocina, predominando sobre todas el lechazo asado en horno de leña. Aunque pueden degustarse otros platos típicamente segovianos como el asado de cochinillo, manjar más destacado en municipios del suroeste de Tierra de Pinares.


Otros productos con una notable presencia en la gastronomía de la comarca son el pollo de corral, el parro (pato) que se consume asado, los embutidos artesanos y jamones de gran calidad dada la existencia de industrias agroalimentarias que han sabido aplicar la tecnología a la elaboración artesanal, que nos remite a la tradición de realizar las matanzas en nuestros pueblos. La matanza se realizaba como medio de supervivencia en las zonas rurales de nuestra comarca para tener alimento durante todo el invierno. Las tareas que ella conlleva: sacrificar al animal, tostar el cochino con la paja de las cosechas y los helechos de nuestros bellos pinares, sancochar las morcillas en el calducho, destazar el cerdo, adobar lomos, costillas y jamones, embutir los chorizos... constituyen toda una fiesta y un motivo de reunión en los largos y duros inviernos de nuestra comarca.

Entre los pescados, los de mayor tradición son la trucha y la tenca que se crían en nuestros ríos y lagunas.

No hay que olvidar las elaboraciones artesanales de productos como la miel, el queso y otros productos lácteos, que sin contar con grandes producciones tienen calidad reconocida. También hay que mentar los productos que nos brinda la naturaleza, que con sus aromas y sabores llenan los fogones de nuestras casas.

Para poder acompañar todos estos alimentos recomendamos los vinos de Valtiendas, que van de los caldos jóvenes, tintos y rosados, a los vinos tintos más elaborados que se han transformado durante un tiempo en las barricas de roble, que descansan en las bodegas de esta zona de la Comarca.

Por ultimo, en este breve, pero suculento recorrido gastronómico no podemos olvidar nuestra reposteria: rosquillas, soplillos, florones, leche frita, hojuelas, tortas… y, sobre todo, el delicado ponche segoviano.



A lo largo de la comarca existen gran variedad de restaurantes, en los que se puede degustar muchos de estos platos tradicionales. Particularmente recomiendo:

  • ASADOS Y BRASAS GARCI, C/ Trinidad, 2. Sacramenia. Tf. 921527034
  • MESÓN CONRADO, C/ Real s/n. Torrecilla del Pinar. Tf. 921154120
  • MESÓN LA OLMA. Adrados. Tf. 921148012. De Viernes a Domingo

jueves, 11 de octubre de 2007

Comarca de Fuentidueña

Fuentidueña es la cabecera de la "Comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña", formada por 21 pueblos: Fuentidueña, Calabazas Fuentesauco de Fuentidueña, Membribre, Aldeasoña, Los Valles, San Miguel de Bernuy, Castro de Fuentidueña, Cobos de Fuentidueña, Cozuelos de Fuentidueña, Fuente el Olmo, Fuentepiñel, Fuentesoto, Pecharromán, Torreadrada, Torrecilla del Pinar, Tejares, Valtiendas, Vegafría, El Vivar de Fuentidueña y Sacramenia.

La comarca ofrece una variedad de escenarios naturales en los que se integra el elemento humano, el cual habla por sí solo de la tradición y la cultura de sus gentes. Cultura respaldada por la historia y el rico patrimonio artístico que permite viajar en el tiempo a cuantos lo disfrutan. Todo ello viene acompañado de las fiestas populares y de una exquisita gastronomía, que invitan a conocer la Comarca.


Sitios Emblemáticos:

La Villa de Fuentidueña:


En el taller de Fuentidueña se inicia el románico segoviano, constituyéndose como el principal foco no sólo de la Comarca, sino de toda la provincia. Destaca la Iglesia de San Miguel, caracterizada por su gran pórtico de siete arcadas y las decoraciones escultóricas de canecillos y capiteles, destacando el capitel de "El juicio final". Se encuentra en perfecto estado de conservación.

Peor suerte corrió su hermana la Iglesia de San Martín, ya que el ábside y el presbiterio fueron trasladados al Museo Metropolitano de Nueva York en 1957. Abajo podemos ver foto actual en Nueva York.










Sacramenia




Son diversas las obras románicas que podemos contemplar en esta localidad. La Iglesia de Santa Marina se cierra con un ábside semicircular adornado en su interior por pinturas de fuerte colorido.
En lo alto del cerro que corona la población de Sacramenia se alza vigía la ermita de San Miguel, declarada Bien de Interés Cultural (B.I.C.); en ella se aprecian detalles escultóricos de gran calidad, que recogen una temática propia del arte románico.
A dos kilómetros de Sacramenia, en el Coto de San Bernardo, se construyó entre los siglos XII y XIII el monumental Monasterio cisterciense de Santa María la Real.



Cozuelos de Fuentidueña

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Conserva un magnífico artesonado mudéjar.

martes, 9 de octubre de 2007

Mapa y un poco más de Historia


Los orígenes de Fuentepiñel se remontan al neolítico, etapa de la que queda un yacimiento, localizado en un arenero del pago conocido como Las Charcas. Un hecho fundamental para este pueblo fue la famosa batalla de Llantada en 1068 entre los hijos de Fernando I Sancho II de Castilla y Alfonso de León (el futuro Alfonso VI , con victoria del primero, y que supuso la práctica desaparición de la población de Llantada y de la cercana Fuentepiñel , algunos de cuyos supervivientes emigrarían hacia las atractivas tierras situadas al sur del Duero siguiendo a Pedro Ansúrez. Posteriormente, en el siglo XII o en los comienzos del siglo XIII irán adquiriendo carta de naturaleza la mayor parte de los asentamientos que con el paso de los años formarán la Comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña. Fuentidueña aparece por vez primera en un documento público el 9 de abril de 1136 cuando Alfonso VII hace donación del diezmo de las rentas reales que pesaban sobre Fontedomna al obispo de Segovia. Entre esta fecha y los primeros años del siglo XIII debió de conformarse esta Comunidad. Se trataba de organizarse mediante estrechos lazos de unión para lograr un sistema municipal mediante el cual defender los intereses comunes de los diversos núcleos de población. No mejora la situación durante el reinado de Alfonso XI A estos años tan devastadores para las cosechas se une la inestabilidad política, aprovechada por los nobles y los grandes señores para enriquecerse más a base de acaparar villas y señoríos. No es de extrañar, por tanto, durante el Siglo XIV se redujera la población hasta el punto de despoblarse muchas aldeas, tanto por la muerte de sus habitantes como por la emigración de los que sobrevivieron a tantos desastres. Es posible que en esta época quedara yermo y despoblado San Mamés . En las primeras décadas del siglo XV continúan Fuentidueña y su alfoz bajo el señorío de los Rodríguez de Castañeda donde no faltaron los años de cosechas catastróficas, siendo especialmente duro 1434. Aunque desde el punto de vista político, y como consecuencia de la derrota de los intereses comuneros tras la desbandada que se produjo en Villalar el 21 de abril de 1521, esta centuria supone para Castilla la pérdida de muchas de las libertades y de la autonomía de que gozaba tradicionalmente, en los aspectos económico y demográfico se produce una expansión general, con un aumento de la población y un desarrollo significativo de la economía, confirmando los buenos presagios que auguraban las últimas décadas del siglo anterior. La economía de Fuentepiñel dependería, casi en exclusiva, de las actividades agropecuarias, y sobre todo de la agricultura, destacando el cultivo del trigo y el del centeno, destinados ambos al consumo humano y animal. La cebada y la avena se aplicarían sobre todo para alimento de los animales. Otro cultivo destacado es el de la rubia, planta cuya raíz se dejaba secar y se pulverizaba para obtener de ella un producto rojizo muy usado en titorería. Son años en los que la industria textil lanera segoviana está en pleno auge y ello facilita la extension del cultivo de esta planta con vistas a los teñidos de la lana. La ganadería, en estos años, no creemos que tuviera una importancia muy significativa, si exceptuamos la dedicada a la labranza, como los bueyes y las mulas. Los propietarios con cierto poder económico dispondrían también de rebaños, sobre todo para la producción de leche y sus derivados, el queso y la lana. SIGLO XVII A principios de este siglo la economía castellana, fuertemente ruralizada, experimentaba un cierto declive, al que Fuentepiñel no escapó. Según fue avanzando la crisis se va produciendo un descenso de la población producida por las malas cosechas y la migración a otros territorios. SIGLO XVIII El famoso Catastro que el Marqués de Ensenada ordena realizar en los territorios españoles tiene su inicio en Fuentepiñel mediante un edicto que se pone en la Casa del Concejo el 7 de agosto de 1751. Si bien, en general, en el siglo XVIII se experimenta un crecimiento de la población y se ponen en cultivo nuevas superficies de tierra, paralelamente se suceden periodos de crisis como consecuencia de años de sequía y plagas de langosta. En otras ocasiones era el pedrisco el que las destrozaba, como el que cayó el 7 de julio de 1788 en toda la provincia de Segovia que destruyó la mayor parte de los sembrados. EDAD CONTEMPORÁNEA SIGLO XIX El siglo XIX fue especialmente malo para este municipio, sobre todo, los años 1804-1805, en los cuales la miseria, el hambre y la muerte sumen a España en una situación catastrófica de fatídicas consecuencias. A ello se sumará la Guerra de la Independencia Son años en los que las sequías pertinaces ponen en situaciones de extrema miseria a unas poblaciones tradicionalmente empobrecidas cuya economía de subsistencia depende en exclusiva de lo que puedan aportar las cosechas de los cereales de secano. Y Fuentepiñel va a sufrir de forma radical lo hasta aquí expuesto, con un fiel reflejo de ello en los libros parroquiales. A finales del siglo XIX aparecen los Registros Civiles, lo que supone para Fuentepiñel no sólo la puesta en funcionamiento de los libros de matrimonios, nacimientos y defunciones, sino también la regulación de las actas de sesiones del Pleno del Ayuntamiento, en las que se verán reflejados los acontecimientos más significativos del municipio y la sucesión de las diversas Corporaciones. SIGLO XX La vida en los primeros años de este siglo en Fuentepiñel transcurren con cierta normalidad si nos atenemos a las actas municipales conservadas. Suceso importante fue el pavoroso incendio que se desató en la noche del 19 de marzo de 1934 en una casa del municipio y amenazaba con reducir a cenizas toda una manzana en la que se encontraban las escuelas, la casa del maestro y la casa consistorial. El aumento de la población y las altas tasas de natalidad hacían necesaria la construcción de dos nuevas escuelas unitarias, lo que se plantea el Ayuntamiento en este mismo año de 1934. Del Movimiento Militar de 18 de julio de 1936 se tiene conocimiento oficial en Fuentepiñel a través de un decreto de 27 de julio que aparece en el Boletín declarando el estado de guerra en la provincia y en otras afectas a él. En la década de los sesenta Fuentepiñel pierde población de forma paulatina, tanto por la emigración de familias al completo en busca de mejores condiciones de vida como por la marcha de la mayor parte de los jóvenes a estudiar, los cuales en su práctica totalidad acabarán quedándose en la ciudad aunque su familia de origen continúe en el pueblo.

lunes, 8 de octubre de 2007

Monumentos







IGLESIA DE SAN NICOLAS DE BARI


De su iglesia románica de san Nicolás de Bari solamente quedan los canecillos como único vestigio de esa época, pues la iglesia ha sido muy transformada a lo largo de los siglos siguientes. Guarda un ajuar bastante completo de obras de plata, entre las que destacan una custodia de sol hecha en Segovia en el último tercio del siglo XVI; y una cruz procesional del siglo XVI


ERMITA DE SANTA BRIGIDA

Es una gran ermita de construcción sencilla en el interior del pueblo.Curiosidad es que la talla de Santa Brígida que se encuentra en su interior haya sido realizada en Irlanda.







ERMITA DE SAN ROQUE

Se encuentra en el cementerio. Su construcción data del siglo XVII.En su interior una talla de madera de San Roque.